- David Moreno nos recibió en su casa los últimos días de septiembre de 2014. Su salud estaba muy deteriorada pero su energía y sentido del humor estaban intactos. Falleció 45 días después de darnos su testimonio, a causa de su terrible dolencia.
Aprendió solo, "mirando a los demás", a
tocar y a fabricar arpas. A los 13 años ya era invitado a tocar al lado de los cantores
llaneros más famosos y la adolescencia lo agarró acompañando como arpista a
mitos de la música como Reyna Lucero, el Carrao de Palmarito, Eneas Perdomo,
Sexagésimo Vásquez, Julio Miranda, José Francisco Montoya, Jesús Quintero y otros.
Esto de aprender sin maestro se debió a que los
viejos luthiers a quienes veía trabajar no eran muy dados a compartir los
secretos de la fabricación de instrumentos. “Eran muy delicados con su oficio,
no les gustaba que los muchachos estuviéramos muy cerca agarrando las cosas o
preguntando”. Así que su primera maestra en este arte fue su capacidad de
observación y memorización.
Lo mismo ocurrió con su habilidad para tocar el
arpa, instrumento complejo y multitonal que requiere de más concentración y
sincronía que cualquier otro de estas latitudes. Disfrutando y observando con
atención la destreza de los arpistas que pasaban por el pueblo fue adquiriendo
las claves de la interpretación. Y se hizo adolescente mientras al mismo tiempo
se convertía en niño virtuoso. Cuando ya era diestro y demostró ser capaz de
acompañar a un conjunto el maestro Ramón Gaona le dio unas clases cruciales, y
entonces ya nada pudo detenerlo en su deseo de ir a propagar la música llanera
por varios estados.
Cuando tenía apenas 40 años la naturaleza le hizo una
jugada terrible y lo puso a batallar contra la artritis degenerativa múltiple,
enemiga que finalmente lo inhabilitó para seguir tocando. Perdida buena parte
de sus habilidades para la interpretación se dedicó entonces a vender y reparar
instrumentos, arte en el que también adquirió renombre. De eso vivió por varios
años hasta que el avance indetenible de la dolencia le deformó a tal punto las
manos que también le impidió terminar sus últimas arpas, unas piezas
renombradas y cotizadas en todo el llano de Colombia y Venezuela.
Desde principios de 2014 debe permanecer casi todo
el tiempo echado en una cama, con las articulaciones deformadas, pero con un
impresionante e insólito sentido del humor; es buen conversador y nunca se
refiere a sí mismo en términos de postración o derrota. Desde su Ciudad de
Nutrias, allá donde Barinas casi se convierte en estado Apure, ya comienza a
hablarse de las otras facetas en que descuella y levanta vuelo: David Moreno
también canta y compone. Es autor de más de 50 canciones, y uno de los datos
importantes de esta simple información es que él no sabe leer ni escribir: eso
se llama poesía no escrita, poesía ágrafa. A finales de 2014 ya tenía
recopilado y grabado un disco que lleva por título “Más criollo que yo no hay”.
Tiene los versos en la memoria y los recita o los canta cada vez que se lo
piden y alguien lo acompaña con un cuatro.
Así cantaba David Moreno (este es un video de 2012):
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