sábado, 10 de enero de 2015

La Chigüira

Ellos no son agroecólogos de teoría y conferencia, son gente que practica la agricultura y se organiza para la otra sociedad. El nombre de La Chigüira es ya un clásico entre las referencias de la agroecología ejercida en Venezuela.
En términos puramente geográficos y un poco abstractos, se trata de un espacio ubicado al norte de Socopó (municipio Antonio José de Sucre, Barinas) al que llegó en 2007 un grupo de personas comprometidas con cierto experimento: la conversión de una finca de 12 hectáreas, devastada por la ganadería y el uso convencional (¿irracional?) de insumos agropecuarios, en un lugar donde se entendiera al ser humano como parte de la naturaleza, y por lo tanto la producción de alimentos fuera respetuosa y no depredadora de la tierra.
Aquí se está procurando la recuperación de especies nativas y la producción de alimentos en pequeña escala. "Casi todo este terreno era de una aridez que daba lástima", recuerda Laura Carreño, una de las fundadoras de la experiencia. "En esa montaña que ves atrás pastaban docenas de vacas, así que el suelo estaba muy empobrecido. Allí no había ninguna vegetación, era un cerro pelado". Sonará extraño, pero Laura dice estas cosas con una sonrisa.
El motivo para ver y contar la historia con alegría es que "esa montaña que ves atrás" se convirtió en poco tiempo en lo que seguramente fue antes de la depredación: un bosque lleno de árboles y especies que habían desaparecido bajo los cascos de los rumiantes. Bastó que el grupo inicial detuviera esa forma destructora de entender la ganadería para que el cerro pelado reverdeciera; a principios de 2013 ya era un bosque casi impenetrable.
"Y así se va a quedar", reconfirma Juancho, otro activador fundamental del colectivo de trabajo: "Parte del proyecto consiste en entender que si bien la gente necesita un espacio para sembrar y organizarse, el bosque necesita el suyo para existir. No existe agroecología ni permacultura si no dejamos un espacio para proteger las especies autóctonas. Un día reaparecerá por aquí la fauna que había desaparecido".

Experimento múltiple

Son otros ritmos, otras exigencias corporales y de conciencia, otra manera de ver los problemas, o de no considerarlos problemas sino situaciones por modificar para bien.
Quien va de visita necesariamente debe incorporarse a una dinámica distinta a la que el habitante de las ciudades acostumbra: la gente trabaja, come y se entretiene con otra visión del ser en comunidad, más participativo, propositivo y creador. Son otros ritmos, otras exigencias corporales y de conciencia, otra manera de ver los problemas, o de no considerarlos problemas sino situaciones por modificar para bien. Esto no debe sorprender, a pesar de la violencia de algunas rupturas con las ideas convencionales.

La formación

En ese espacio da la sensación de que todo está por construirse o en proceso de construcción, y esto incluye el diseño y moldeado de la estructura física (corrales, cochinera con el sistema de cama profunda, un galpón para una planta procesadora de alimentos 100 por ciento orgánicos para animales, baño seco, siembras varias) y también el ensayo de nuevas formas de relación humana.
Los activadores del espacio son, al mismo tiempo, fundadores del Sistema de Trueque Ticoporo, una de las iniciativas para la conformación de una economía comunal cada vez menos dependiente del mercado y la moneda. Es una vertiente o herramienta de lo que el Gobierno Bolivariano ha proyectado como Estado Comunal.

Desde 2013 La Chigüira está registrada como Empresa de Propiedad Social Directa Comunal.

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